Cuando leí el título por primera vez, me imaginé que me iba a zambullir en una historia completamente diferente.
Leerlo me subió a una montaña rusa de esas que uno cree que no va a ser tan intensa pero que cuando te bajas saliste con los pelos parados.
Wow. ¡Qué libro! Volví a la piel de una adolescente. Le vi la cara a la incertidumbre, a la búsqueda de identidad, a la falta de herramientas, al ir caminando por la vida con los ojos vendados. El despertar sexual, los primeros pasos en la vida adulta, las relaciones humanas, y todo eso que pasa en uno mismo mientras se crece y la vida que comienza a dar cachetazos…
Y la mentira…
Y aprender a mentir.
Y mentir.
Y que te mientan…
Y que descubras mentiras… y veas lo mucho que duelen las mentiras.
“Perfeccioné mi forma de mentir diciendo la verdad”
Puff me rompió la cabeza.
En esta historia de intrigas constantes, de misterios que necesitan salir a la luz, y desde la piel de Giovana, cuando leas este libro, vas a pasear por lugares comunes pero de una forma tan real y cruda que no vas a poder dejar de leerlo.
Gracias Elena Ferrante, “la escritora sin rostro” que atrapa desde el primer renglón: “Dos años antes de irse de casa, mi padre le dijo a mi madre que yo era muy fea”.
Si lo ves… no dudes en leerlo.